Todo ciclo tiene un fin y lo que perece debe servir como un cimiento del porvenir, así es como se originan los nuevos proyectos, las nuevas ideas y los nuevos retos. El desafío que recién emprendemos apenas emerge y se encuentra envuelto en una dinámica fresca y prometedora, la cual buscamos sea la mejor carta de presentación para el futuro inmediato.
El presente que pisamos urge a la conexión y fabricación de nuevas ideas, nuevos materiales que no solo evidencien el acontecer diario, sino que ofrezcan también alternativas ante los problemas de una sociedad en constante cambio. Es precisamente eso (el cambio) lo que nos obliga a emprender una nueva aventura periodística.
Elaborar este número, al cual hemos llamado cero como muestra de este nuevo resurgir, no es más que el reflejo de la voluntad e inquietud por generar contenido propio que sea la muestra palpable, material de las ideas y creatividad que poseemos y gustamos compartir. Ante la incertidumbre reinante recurrimos a los temas coyunturales y los conocimientos especializados de cada uno de nosotros, mismos que ayudarán a darle forma a una estructura que es necesaria para el proyecto que se encuentra en proceso.
Es cierto que el país es más que la violencia, la pobreza y las múltiples desigualdades; en esta nación transitan deportistas, artistas, músicos, cineastas, hombres y mujeres libres que todos los días caminan hacia un futuro diferente, uno en el que dos polos opuestos dejen de existir (destrucción y arte), uno en el que la sangre y la cultura no compartan el papel.
Conocedores de los riegos del periodismo actual, nos hacemos responsables de cada una de las opiniones emanadas de este semanario. Cada articulista, reportero, caricaturista, correctora, diseñadora, fotógrafo, columnista, pone por delante su profesionalismo y su integridad, bajo el estricto rigor de transmitir la verdad.