Orgía deportiva.
El pasado febrero cumplió 27 años, una edad en la que la madurez asoma y bien haría, si la ve, en agarrarla y aferrarse a ella. Porque, como bien aseveró en días recientes Jorge Valdano, «se derrumbó como futbolista y peligra como persona». Hablamos de Neymar, tal vez el jugador más técnico que ha visto el futbol en la última década, quien dilapida toda su calidad profesional por la presencia de la inmadurez.
Cuando apareció en el Santos de Brasil (el club que Pelé encumbró) era apenas un niño de 17 años que, eso sí, dejó en claro que tenía potencial de sobra para destacar como futbolista. Eso ocurrió en 2009, solo dos años más tarde ganó la Copa Libertadores y ya estaba en la mira de los grandes de Europa.
En su intento por retenerlo un año más, el conjunto brasileño dio de baja a su equipo femenil en 2012 para poder cubrir el ostentoso sueldo del joven crack, quien ya tenía un acuerdo para irse a Barcelona. Neymar llegó al equipo blaugrana en 2013 y ahí se mantuvo por cuatro años, hasta que su ego le pidió mayor protagonismo, ese que en el Camp Nou solo es para uno: Lionel Messi.
Aparecieron los millones del PSG y la nueva casa era Francia. Neymar dejó Cataluña no sin antes tener unos últimos días ríspidos con la directiva culé y demandar al club. En París, el brasileño se sentía único: la afición se le entregó y llevaba el 10 en la espalada. ¿Qué pasó? El inmaduro brasileño empezó a pelear con Cavani por tirar los penales: cuando él se sentía el jefe uno de sus compañeros le echó en cara su antigüedad en el club. A esto se le sumó la sorpresa de nombre Kylian Mbappé, el joven le empezó a robar reflectores y a hacerlo sentir incómodo.
Las disputas y envidias también se dan en la selección, en donde Neymar tuvo un conflicto con Thiago Silva por quién debía ser el capitán. En pleno Mundial de Rusia el delantero le recriminó airadamente al defensa para después insultar al árbitro, dejando de manifiesto que su calidad como futbolista es inversamente profesional a su lucidez para manejarse. A final de cuentas ni uno ni otro se quedó con la cinta.
Neymar se lesionó y pasó el final de la temporada pasada sin jugar, lo que aprovechó para escaparse al carnaval de Río de Janeiro. Escándalo y linchamiento público. Por si fuera poco, antes de iniciar la Copa América fue acusado de violación; se perdió el torneo, aunque la versión oficial dice que fue por lesión, las malas lenguas aseguran que el pleito legal lo marginó de jugar el certamen de selecciones más antiguo del mundo.
En medio de toda esta vorágine de atropellados acontecimientos, Neymar estaría cerca de regresar al Barcelona, quien ya dejó en claro que si vuelve tendrá que cambiar algunas conductas que involucran aspectos económicos y legales. Xavi Hernández, exjugador del Barcelona, fue honestamente brutal y declaró que no le agrada la idea de ver al brasileño otra vez como culé. Sin embargo, no negó el enorme jugador que es y, además, dio en el meollo del asunto: «Me parece un futbolista, y lo he tenido de compañero, que es una bomba. Si se pone las pilas, si madura, si trabaja, estará cercano a Cristiano y Messi».
Por: Gustavo C.