México y Argentina: historias de desaparecidos y la repercusión en sus familiares
Las Abuelas de Plaza de Mayo (solo quedan 6 fundadoras) han localizado a 130 nietos a lo largo y ancho del planeta, la mayoría de ellos desaparecidos durante la dictadura militar argentina.
- Nereida Avilés sufrió a sus 8 años la desaparición forzada de su padre.
- Epifanio Avilés es considerado el primer desaparecido forzado de México.
- «México tiene el reto de encontrar a sus más de 40 mil desaparecidos»: Nashieli Ramírez.
El pasado 12 de junio se conmemoró un año más el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una iniciativa promovida en 2002 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la cual buscaba erradicar una realidad que muchos estados no querían ver, lastimosamente, una realidad que comparte escenario con otra igual de preocupante: la desaparición de niñas, niños y adolescentes.
La historia de Martín es quizá —por su cercanía con la asociación Abuelas de Plaza de Mayo— uno de los máximos referentes de menores desaparecidos en el continente. Delia Giovanola vio, durante la dictadura militar de Argentina (1976-1983), como las fuerzas armadas secuestraron a su hijo Jorge y a su nuera Stella, en ese entonces embarazada de Martín —así se llamaría el menor—, su otra hija, Virginia, fue abandonada en la cuna de un domicilio de San Martín, donde habitaba la pareja.
Giovanola estuvo presente en el conversatorio Niñez y desaparición forzada: Historias de lucha en México y Argentina, organizado en las instalaciones de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHDF) y en el que también participaron Ana Valentina López, representante de Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S. México), Nereida Avilés, hija de Epifanio Avilés desaparecido por el Ejército Mexicano en 1969, y la titular de la CDHDF, Nashieli Ramírez.
Lejos de los más de 40 mil desaparecidos en el país, Valentina López, quien es hija de una víctima de secuestro durante la dictadura argentina, habló de las similitudes que existen entre ambos países, aunque en México existe una larga tradición de nulo acceso a la verdad y a la justicia, pues la mayoría de los casos están comprendidos por «archivos mutilados, con información tachada e incompleta porque la Ley del Estado así lo quiso».
La representante de H.I.J.O.S. México recordó que durante las décadas de los 70 y 80 se tiene registro de varias mujeres embarazadas secuestradas y desaparecidas, dando inicio así a «una realidad que lleva décadas perpetrándose en México, por lo que es pertinente abordarla desde otra perspectiva como es la niñez»: al menos hay referencia de un caso en el que la familia supo del nacimiento de un niño.
Coahuila: desapariciones que pocos vieron
Rosalbina Zapata es integrante del colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (Fuundec) y madre de Carlos Gerardo García Zapata, desaparecido el 31 de octubre de 2008, en medio de la aparente calma que gobernaba en la entidad, pero que desde 2007 vivió una ola de «desaparición forzada colectiva» de jóvenes en edad productiva, en su mayoría hombres.
Al hablar de desaparición forzada y violencia en general, saltan de inmediato los nombres de las regiones más violentas del país, Ciudad Juárez, Tamaulipas, Veracruz, Estado de México, Sinaloa entre otras, sin embargo otras regiones (como Coahuila) también enfrentan severos problemas de seguridad que, opacados por los grandes casos nacionales, han quedado en el olvido de las instancias estatales y bajo cientos de casos archivados y en espera de ser investigados.
«Empezó nuestra lucha contra las autoridades estatales y federales para exigir la búsqueda de los nuestros, acceder a la justicia y a la verdad, sin más recursos que el dolor, el amor y la verdad, para enfrentarnos a los perpetradores pero con la claridad de nuestros derechos».
A través del documental Por una búsqueda incansable, la Fuundec comenzó su primera campaña de visibilización, misma que los llevó a entablar relaciones con el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas y con la Comisión Internacional de Derechos Humanos, dando como resultado que en el año 2011 el Centro de Derechos Humanos Fray Juan de Larios en Coahuila recibiera el mayor número de denuncias (casos) en su historia.
50 años de búsqueda
«Cuando desaparecieron a mi padre era una niña de 8 años y mis hermanos (de 6 y 4 años). Teníamos una vida muy feliz pues mi padre era un hombre extraordinario, muy amoroso y muy buen esposo, así lo dice mi madre, quien hasta la fecha lo sigue llorando y le sigue exigiendo al Estado Mexicano que le diga qué hicieron con él», afirma Nereida Avilés.
Epifanio Avilés Rojas desapareció el 20 de mayo de 1969, mejor dicho, abordó una avioneta militar en Ciudad Altamirano por orden del general Miguel Bracamontes, quien mandó a los dos militares que lo acompañaban llevar al padre de Nereida al Campo Militar Número 1, en el Distrito Federal: un día antes el mayor Antonio López Rivera lo había detenido y encarcelado en la prisión de Coyuca de Catalán.
Epifanio fue señalado como un posible integrante de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), una de las fuerzas políticas más importantes de la década de los 60. Aunque varios de los militares que participaron en su detención reconocieron tener bajo su poder al padre de Nereida, en los expedientes del Archivo General de la Nación, específicamente en los correspondientes a la Dirección Federal de Seguridad y de Investigaciones Políticas y Sociales, no se tiene conocimiento de ningún caso bajo el nombre de Epifanio Avilés Rojas, considerado por el colectivo Eureka como la primera (oficial) desaparición forzada del país.
Argentina y México, dos países hermanados por sus desaparecidos
Para la titular de la CDHDF, no solo preocupa que los casos de desaparición forzada ocurridos hace cinco décadas sigan sin resolverse, sino que a ellos se hayan sumado una cantidad considerable: «ahora contamos con la herencia de las Abuelas, de H.I.J.O.S. (…) En México y Argentina, el intercambio de experiencias es claro, lamentamos el dolor de tener desaparecidos, pero nos hermanamos a partir de ello».
Nashieli Ramírez destacó los avances que ambas naciones han conseguido, en conjunto y por separado, no obstante, «en México la impunidad sistemática ha propiciado la perpetración de desapariciones forzadas en los últimos 50 años y la situación va en aumento; la falta de reconocimiento de responsabilidad del Estado Mexicano en estos crímenes ha sido una constante; se sabe que el Ejército ha sido el responsable directo del 80 por ciento de las desapariciones de la década de los 70 y 80, y sin embargo no pasa nada».
La constante en la simulación de las investigaciones, la falta de memoria y la criminalización de los familiares de las víctimas, pone frente a «nosotros el reto de esclarecer el paradero de más de 40 mil personas desaparecidas en los últimos años. No hay verdad. No hay justicia».
«¿Cómo compartimos el olvido?»
La situación en México, no es tan diferente a la ocurrida en Argentina, Chile, Uruguay, menciona Delia Giovanola «hemos sido castigadas muchas familias por las desapariciones, hicimos frente como pudimos, como atinamos a salir sin saber qué hacer, porque a todos nos tocó en forma sorpresiva, y salimos a pelear como mejor pudimos ¿Cómo pelea una madre que se entera que se llevaron un hijo? ¿Cómo se inicia, cómo se empieza? No se sabe qué hacer».
Al hijo de Delia lo desapareció la dictadura militar argentina hace 43 años y aunque tuvo que vivir la segunda mitad de su vida con una esperanza casi nula por encontrarlo, dedicó todos esos años para encontrar al nieto que sabían estaba por nacer.
Tras darse cuenta que no se trataba de una desaparición momentánea, diversas madres de familia se reunieron para buscar a sus hijos, algo que con el tiempo derivó en el rastreo de los nietos —aunque esta fuera diferente—. «Sabíamos que la mayoría de las búsquedas en hospitales, cárceles y morgues era una pérdida de tiempo, pero nunca dimos un paso atrás, hasta que encontramos a los primeros nietos»: Hasta la fecha son ya 130 los nietos encontrados por Abuelas de Plaza de Mayo.
Aunque con el paso del tiempo se convirtieron en un colectivo numeroso, en la actualidad solo quedan 6 abuelas y más de 350 nietos por buscar, sin embargo, detalla Giovanola, el número no es razón suficiente para bajar los brazos, pues el nieto 130 fue hallado en la provincia argentina de Córdoba; la nieta 129 en España; el nieto de Delia fue localizado el 5 de noviembre de 2015 en Miami. «La razón de estar aquí es porque los nietos que buscamos están en cualquier parte del mundo, la cuestión es no separarse, estar unidos».