La industria de la construcción durante la 4T

Uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es la reactivación económica tras la actual pandemia del nuevo coronavirus, pues diversos mercados se vieron afectados por el cese total de actividades.

En este sentido, el sector de la construcción tuvo que ponerse a prueba, pues aunque es considerado como una actividad esencial, no así diversas industrias de las que las inmobiliarias y constructoras necesitan para poder concluir sus proyectos.

Además, marcas como Mava también tuvieron que enfrentarse a las dificultades que provocó la cuarentena en términos administrativos y legales.

Por eso, el especialista y representante de dicha marca, el arquitecto Ricardo Valdez Torrijos, nos platica un poco sobre los beneficios y dificultades que la industria ha tenido durante los tres primeros años de la llamada Cuarta Transformación (4T).

 

– ¿Cómo ha cambiado la industria de la construcción a partir del sexenio de Andrés Manuel López Obrador?

La industria de la construcción no es un tema directamente enfocado o ligado a la política. La industria se ha venido desarrollando desde hace muchísimos años de una manera creciente. El tema es el mercado cambiante a nivel internacional. En temas nacionales, creo que básicamente se ha estandarizado más, se ha convertido en una industria muy estable a pesar de las altas y bajas en los costos de los materiales (sobre todo en el acero); pero en el ambiente político de la 4T, respectivo al cambio de sexenio, no ha sido tan relevante en el tema de la construcción.

 

-¿La industria ha presentado más dificultades, más facilidades o las mismas posibilidades al momento de construir?

En obra pública, inicialmente se cancelaron miles de contratos, como por ejemplo el Nuevo Aeropuerto Internacional de México. Sin embargo, la obra pública complementaria tanto en la Ciudad de México como en los diversos estados del país liderados por la 4T se ha visto incrementada pero regulada.

Anteriormente se hacían contratos de obra pública para tapar baches o errores del pasado, en este sexenio básicamente lo que se ha hecho son estudios generalizados que ha permitido que la obra pública nacional sea mejor pensado y esté estratégicamente mejor desarrollada y con mayor durabilidad.

Se han atrasado diferentes licitaciones y diferentes contratos a nivel nacional. Es decir, si para principios del sexenio se tenían planeadas 15 mil obras públicas grandes a nivel nacional, esas mismas obras se han venido dando no en el primero año, sino en estos primeros tres años, sobre todo en el tema de regulación y la revisión de los contratos.

Anteriormente muchos contratos se daban por dedazos, sin embargo, ahora el tema de las licitaciones para que se puedan ejecutar obras de gobierno han sido más estudiadas, lo que hasta cierto punto permite una mejor integración de la documentación administrativa, técnica y legal de cada una de las propuestas para los licitantes.

No es que haya más facilidades con la 4T pero tampoco es que haya más dificultades. Simplemente se han organizado de manera secuencial y lógica para que se tenga un excelente nivel de edificación y de construcción respetando normas de calidad, técnicas, de reglamentación y ambientales, que quizá antes no estaban tan bien supervisadas y podían omitirse con tal de que las obras se culminaran.

 

-Desde su perspectiva profesional, ¿hay alguna diferencia con sexenios pasados?

Básicamente estaríamos hablando del tema administrativo. Las licitaciones se han alargado más en periodos de creación y no tanto de ejecución, pues construir una carretera es lo mismo en sexenios pasados que en este. Sin embargo, la integración del expediente técnico que son todos los documentos de arquitectura, ingeniería civil, cálculos estructurales, estudio de impacto ambiental, de edificaciones, etc., tiene que ser conscientemente integrado para poder desarrollar sí o sí en el sitio donde se ha planteado la obra.

Esa es la diferencia: se han alargado un poco más los tiempos para la integración y hacer pública la licitación, porque se ha pensado más en el tema administrativo en el tema técnico, económico y legal de los participantes. En este caso la iniciativa privada para con la iniciativa pública, y que la iniciativa pública o de gobierno pueda tener el control de la ejecución de la obra con la garantía de que ésta se está ejecutando con un respaldo profesional, técnico, económico y legal completamente certero y no haya sorpresas en el futuro, como en algunas obras públicas que se hicieron en sexenios pasados y no resultaron del todo bien.

 

-¿Cómo crees que la 4T manejó la pandemia desde el punto de vista del sector de la construcción?

Es algo que pasó en todos y a todos los niveles de gobierno. No es específicamente en el tema de construcción a pesar de que es un sector que se consideraba actividad esencial, ya que las actividades alrededor de ésta no lo eran. Por ejemplo, la compra y venta de insumos eléctricos, de muebles, de mobiliario especializado, etc. No eran actividades esenciales pero sí parte de la industria de la construcción.

De esta manera, las obras y proyectos que se tenían pensado entregar en tiempo y forma desde el inicio de la pandemia a la fecha se han ido retrasando. Al haber cerrado las actividades que integran toda la obra, obviamente hubo retrasos en la edificación, en las entregas, en la producción y demás.

A nosotros como constructores nos afectó en las entregas de equipos y piezas en tiempo y forma, lo que no nos permitió entregar la obra al final. Todo esto se vio reflejado en temas de prórrogas. Finalmente cada una de las dependencias o clientes nos daban esa oportunidad de tener una prórroga para la entrega de obra por condiciones de pandemia que conllevó al incremento de costes de algunos materiales y al alza de los precios de las materias primas.

 

-Como profesional, ¿qué les recomendarías para reactivar lo más pronto posible la construcción?

La liberación de un sistema gubernamental de la parte que evalúa o desarrolla las licitaciones a nivel nacional. De esta manera se podría trabajar más eficientemente en estos temas para que avancen las obras públicas a nivel local-federal y los constructores podamos ser partícipes de estas licitaciones.

Pediría facilitar el tema administrativo a la hora de la integración y gestión de los permisos. Como nos dimos cuenta, muchas de las alcaldías y gobiernos estatales estuvieron cerradas administrativamente, por lo que los tiempos se vieron retrasados. Se debe apoyar el tema de administración y gestoría a nivel gobierno tanto para obra pública como privada.

En el tema de construcción residencial, de manera particular nosotros ingresamos expedientes desde febrero de 2020 y en noviembre de 2020 nos dicen que no hay quien atendiera en ventanillas. Así, un trámite que duraba seis meses se extendió hasta un año o año y medio. Creo que ese tipo de cosas se pueden mejorar.

Cabría una regulación del mercado a nivel construcción, sobre todo en el tema del acero, que es un órgano regulador internacional y que no depende tanto de nosotros. Asimismo que la producción nacional iguale las calidades de los materiales internacionales y con esa confianza podamos hacer uso de material nacional y no tanto de material importado.

Por ejemplo, los chinos han desarrollado diferentes sistemas y líneas de producción que permiten abaratar un poco más los costos y si bien hasta cierto punto reducen un poco la calidad del material, aun así son insumos que cumplen con todos los estándares internacionales. Por eso es que los chinos han mejorado en este nivel.

Si nosotros en México tuviéramos una regulación de los procesos estandarizados para la producción del acero tendríamos una industria de la construcción más sustentada, sólida y con mejor proyección de crecimiento a nivel internacional.

 

-¿Cuál ha sido la mayor facilidad que la 4T le ha dado a Mava, pero también cuál ha sido la mayor dificultad?

La mayor facilidad que nos ha otorgado es la guía práctica de poder entender el proceso a nivel federal y a nivel local de los planes de desarrollo urbano a nivel constructivos, pues efectivamente se han desarrollado muchas regulaciones en el sentido de la industria de la construcción, mismas que han podido darnos un panorama más claro de qué sí se puede y qué no se puede hacer en temas constructivos.

Claro que ya estaban definidas desde antes con temas regulatorias de la SEMARNAT, del INAH, del INBA e incluso del Reglamento de construcción y normas técnicas complementarias locales y federales. Sin embargo, muchas obras anteriormente no cumplían al 100 % con estas regulaciones.

La 4T al tener una regulación exhaustiva e incisiva en cada proyecto nos ha permitido ser más eficientes a la hora de la tramitología e integración del expediente técnico que son las propuestas arquitectónicas y de cálculos para poder integrar en cualquier proyecto local, federal y de iniciativa pública y privada.

Por parte de Mava tenemos que apegarnos completa y fielmente a cada una de estas regulaciones para poder ejecutar el proyecto y que se nos permitan todos los temas legales a nivel local. Nuestra creación de cualquier proyecto está basada y enfocada en el cumplimiento de toda la regulación existente.

Ahora, la mayor dificultad ha sido la extensión de tiempos. Se debe eficientar la revisión de los proyectos y las licitaciones para que podamos liberar más rápido los recursos.

 

¿Qué le pedirían al actual Gobierno?

Eficiencia en temas de revisión y en la creación de las propuestas, así como la liberación de trámites y que el gobierno integre especialistas en cada una de sus pareas a nivel local, para que a nivel estatal y federal se dé por hecho que ya existe un filtro inicial que avala y garantiza que todo el proyecto sea sustentable y esté apegado a las normas en cualquiera de sus niveles y se un proyecto que incluso se pueda presumir.

Scroll al inicio