México, Estados Unidos y los países que conforman la región de Centroamérica no encuentran solución al fenómeno migratorio surgido desde hace años y cuya crisis llegó a su punto más alto en las caravanas iniciadas en octubre del año pasado.
La continuidad del viacrucis migrante seguirá debido a los niveles de violencia y pobreza que Centroamérica padece. Los cárteles de la droga y grupos de pandilleros, por un lado, amenazan a las familias de bajos recursos para captar recursos o bien, reclutar personal para sus organizaciones. En tanto, en otras regiones, las condiciones de sequía vuelven el trabajo agrícola un hecho imposible y, a ello, se suma una ola de explotación de recursos naturales cuyos costos por denunciar u oponerse, son la muerte.
Este es el contexto en el cual más de una docena de caravanas migrantes han llegado a la frontera sur de México con aspiraciones de llegar a Estados Unidos y ahí encontrar mejores condiciones de vida para ellos y sus familias. Destaca que en estas oleadas migrantes, la cantidad de mujeres, niños y adultos mayores incrementó, lo que da por hecho que la calidad de vida en sus respectivos países es innegablemente paupérrima.
Durante el periodo de transición, las medidas asumidas por el Gobierno de Enrique Peña Nieto fueron criticadas. Entre ellas se proponía garantizar la estadía de migrantes siempre y cuando estos no salieran de los estados de Chiapas y Oaxaca. En ese pequeño «oasis», el gobierno mexicano destinó recursos para habilitar albergues y brindar seguridad. Sin embargo, la esperanza de tener un nuevo sitio en el cual establecer a su familia y trabajar, obligaron a los migrantes a continuar su paso hacia el norte.
Los integrantes de la caravana aplaudían la supuesta llegada de un nuevo gobernante a tierras mexicanas, el cual apoyaría a los migrantes ante el desconcierto de dejar su lugar de residencia a cambio de un futuro incierto. Sin embargo, devino la presión estadounidense, la cual se prolongará al menos hasta las elecciones de 2020, tras las cuales las amenazas podrían ser frenadas o bien, dispararse.
En estos comicios, Donald Trump será evaluado por la sociedad estadounidense mediante el voto, situación que tendrá como consecuencia su reelección o no como el mandatario de la nación más poderosa del mundo. Su uso de los migrantes para la promoción de sus ideas de proteccionismo, se esparcieron ya en un gran cúmulo de la población estadounidense. De hecho, por momentos pareciera que incluso el Gobierno mexicano cae en sus amenazas al tornarse de carácter económico.
Aunque pudiera parecer que el Gobierno mexicano no ha cedido a los intereses del vecino del norte, la realidad indica que hay una serie de requerimientos que nuestro país cumple para sacudirse las sanción es económicas pretextadas por Trump ante la negación de México por cerrar el paso a los migrantes en su búsqueda por cruzar el Río Bravo.
La idea de convertir a México en tercer país seguro fue puesta sobre la mesa en la última reunión que la cancillería mexicana, encabezada por Marcelo Ebrard, tuvo con la parte estadounidense. En la reunión, celebrada a principios de junio, México se negó a recibir a los migrantes centroamericanos para que estos esperen a que se determine su situación en Estados Unidos.
Empero, indirectamente, nuestro país adoptaría esta figura al recibir a los 50 mil migrantes que serán enviados desde EUA. Esto traerá consigo una serie de exigencias para el Estado mexicano, entre más que figura la obligatoriedad de proporcionarles un espacio para que esperen a que su situación legal se resuelva.
Mientras tanto, el gobierno mexicano solicitó a su organismo de seguridad de reciente creación que preste sus servicios de seguridad en la frontera sur para retener a los migrantes que busquen ingresar a nuestro país de manera ilegal. Cabe mencionar que la Guardia Nacional aún no cuenta con la capacidad para detener o al menos contener a las bandadas de guatemaltecos, salvadoreños y hondureños que desean cruzar nuestro país rumbo a Estados Unidos.
Resultado de ello es que el Gobierno estadounidense reveló que estima que las estadísticas totales de este mes den como resultado una baja en el flujo migratorio de hasta 25 por ciento. De acuerdo con datos del secretariado interino de Seguridad Nacional de este país, en mayor la cantidad de migrantes que arribaron a su frontera fue de 144 mil personas.
Hace unos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador viajó a la frontera sur para reunirse con su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, a quien le fueron entregados 30 millones de dólares para mejorar las condiciones de vida de las regiones más necesitadas de este país. Aunado a ello, el jefe del ejecutivo federal anunció que las plantas maquiladoras en México ofrecerán 40 mil empleos a los migrantes; en el sur, el programa Sembrando vida adhirió a sus filas a 108 indocumentados centroamericanos.